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Francisco José García Lara
Médico cirujano y Magíster en Administración de Salud
de la Universidad Javeriana
Columnista del Diario La Nación de Neiva

A raíz de la decisión tomada por el gobierno nacional de ordenar el aislamiento general para aplanar la curva de la pandemia que actualmente padecemos, resurgió la discusión sobre la relevancia de la salud sobre la economía, o viceversa, de la economía sobre la salud.

Revisando los argumentos de uno y otro lado con respecto a dicho dilema, el cual tal como se ha planteado históricamente parece no tener final, un análisis desapasionado del asunto permite evidenciar que la economía y la salud son interdependientes, y por tanto, cualquier decisión en salud tiene efectos económicos, y de la misma manera, las decisiones económicas impactan en la salud.

 

Para sustentar lo anterior, tomemos como ejemplo la decisión mencionada anteriormente sobre el aislamiento general y revisemos someramente los impactos en la salud y en la economía, así como su interdependencia.

 

En la situación en comento, se priorizó la salud sobre la economía con la intención de aplanar la curva de contagio y no permitir el desbordamiento de la capacidad hospitalaria. Esa decisión generó algunos impactos económicos evidentes, en primera instancia, una reducción general del consumo, exceptuando los productos básicos como alimentos o medicamentos.

 

Así mismo, teniendo en cuenta que, según cifras del DANE, la informalidad laboral en Colombia es cercana al 47%, gran parte de esa población verá sustancialmente disminuidos sus ingresos, lo que a su vez conlleva a dos impactos: en primer lugar, dejarán de consumir, y a su vez, quienes están afiliados al régimen contributivo no pagarán la cotización a la seguridad social o lo harán por menor valor, es decir, que los ingresos del sistema de salud por este concepto serán menores.

 

Complementariamente, la reducción del consumo también genera un descenso de los ingresos que recibe el sector salud provenientes de impuestos a licores, cervezas y juegos de azar, estos últimos suspendidos por decreto presidencial desde el 24 de marzo.

 

En adición, dejar sin ingresos a los trabajadores informales seguramente se traducirá en una menor ingesta de alimentos, lo cual genera efectos nutricionales que afectan la capacidad inmunológica, fundamental y necesaria para enfrentar cualquier infección como la que nos afecta.

 

Concomitantemente, los hospitales y clínicas han reducido a lo mínimo, o han suspendido las actividades programadas, y por el aislamiento, hay una significativa disminución de aquellas urgencias que no son vitales, conllevando a una disminución de la facturación de las IPS.

 

Es entonces indiscutible que una decisión dándole prioridad a la salud generó impactos económicos, y estos a su vez, generaron un efecto en la salud, no solo en los ingresos del sistema, por reducción de las cotizaciones y de la facturación de las IPS, sino también por otros efectos en la salud relacionados con la disminución de la ingesta nutricional.

 

En este orden de ideas, una decisión para proteger la salud generó efectos económicos, y estos a su vez conllevaron a nuevas afectaciones en salud, lo que demuestra, sin lugar a duda, que están relacionados y son interdependientes.

 

De otro lado, es posible hacer también un análisis somero de los posibles impactos en el hipotético caso de que, en lugar de darle prioridad a la salud y por lo tanto no haber ordenado el aislamiento general, el gobierno nacional hubiese decidido proteger la economía, permitiendo que el país siguiera funcionando normalmente.

 

En dicho caso, reiteramos hipotético, los contagiados habrían crecido muy rápidamente, desbordando la capacidad del sistema hospitalario y conllevando a un gran número de ciudadanos incapacitados y aislados por la enfermedad.

 

Esto obligaría entonces a una movilización de cuantiosos recursos, financieros y de dotación o consumo, para atender la cantidad de enfermos, lo cual incrementaría la presión financiera sobre el sector salud, exigiendo al gobierno a gestionar nuevos recursos financieros para atenderlos.

 

La situación llegaría a un extremo que finalmente haría imprescindible ordenar el aislamiento general para contener la pandemia, tal como sucedió en Italia, España y en algunas partes de Estados Unidos, con las implicaciones que antes se describieron.

 

Entonces es posible afirmar que, cualquier decisión que se hubiera tomado, priorizar la salud sobre la economía como se hizo, o priorizar la economía sobre la salud, en ambos casos llevaría a efectos de una sobre otra porque estas son interdependientes.

 

Con relación a las cifras eventuales del impacto económico, es importante mencionar que se dispone de algunas proyecciones, publicadas en la página web de EAFIT, sobre el crecimiento económico como consecuencia de las medidas tomadas, partiendo de una línea de base de crecimiento proyectado sin pandemia de 3.31%, las cuales sugieren lo siguiente:

 

En caso de no haber tomado ninguna medida frente a la pandemia se esperaría un crecimiento negativo del 3.9%; con las medidas de contención -2.21%; y con las medidas de contención y mitigación del -1.19%, es decir que es evidente que el último escenario es el que menos afectaría el crecimiento económico, que es precisamente el que escogió Colombia para hacerle frente a la pandemia.

 

Si bien es cierto estas son proyecciones, estas indican que muy posiblemente las decisiones tomadas por el gobierno nacional fueron acertadas, no solo desde el punto de vista de salud, sino también porque son las que menor impacto económico negativo generarán.

 

En todo caso, no es la intención principal de este blog hacer un profundo análisis sobre los impactos de las decisiones tomadas, simplemente y según lo descrito, consideramos que el dilema entre salud y economía es falso, ya que es evidente que cualquier decisión que se tome en salud afecta la economía, y que a su vez esta afectación genera un nuevo impacto en el sector salud, lo que demuestra la interdependencia entre las dos.

 

No obstante, la intención precisa de este escrito es dejar en claro que cuando se establece una política de estado en el área de salud, esta necesariamente generará implicaciones económicas, y en sentido contrario, al tomarse una política de estado en el área económica, esta conlleva a un impacto en la salud.

 

No existe sin embargo una fórmula que nos permita definir con precisión cuándo debe priorizarse la salud o la economía, puesto que dependerá de cada circunstancia y de los impactos que se quieran aminorar con tal política de estado.

 

Finalmente, la pandemia no va a dejar indemnes a la salud ni a la economía, por lo que las medidas tomadas, muy seguramente acertadas como ya se explicó, requieren de otras decisiones complementarias una vez la situación esté controlada, las que a su vez tendrán otros impactos que deberán ser evaluados en su momento.

 

 


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1. http://www.eafit.edu.co/escuelas/economiayfinanzas/noticias-eventos/Paginas/perspectivas-economicas-del-pais-27-marzo-2020.aspx

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4 Comments
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Rita sierra
4 years ago

Muy bien claro y concreto Rita Sierra CARTAGENA

Luis M Marroquin
4 years ago

De a cuerdo en el analisis global de la situacion
Probablemente es motivo de otro blog la distribucion de los recursos inyectados al sector salud

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